Aprueban en la Argentina el primer medicamento modificador del curso de la artritis reumatoidea que se toma por vía oral

Se trata de tofacitinib, la primera droga perteneciente a una nueva clase, denominada ‘inhibidores de la Janus Kinasa (JAK)’, ya que actúan sobre estas vías impidiendo la inflamación. Hacía diez años que no surgía una nueva medicación antirreumática no biológica modificadora del curso de la enfermedad. En Argentina, un estudio mostró que la AR afecta al 0,94 por ciento de la población, es decir, a alrededor de 400 mil personas.

 

En los últimos años, el tratamiento de la artritis reumatoidea (AR) ha alcanzado importantes logros: desde un conocimiento más profundo de cómo se desarrolla la enfermedad hasta drogas modificadoras del curso de la artritis reumatoidea (DMARs). Sin embargo, un gran número de pacientes aún no logra una respuesta satisfactoria en las medicaciones disponibles, y sigue sufriendo las consecuencias de esta enfermedad inflamatoria crónica que ataca las articulaciones produciendo daño irreversible, discapacidad y otras severas secuelas cuando no se trata.

 

La reciente aprobación en Argentina de tofacitinib, una innovadora droga con un mecanismo de acción diferente y de administración por vía oral, ofrece una importante alternativa para los pacientes adultos que sufren AR moderada a severa y que no responden a metotrexato. En efecto, esta medicación es el primer tratamiento para AR aprobado perteneciente a una nueva clase denominada ‘inhibidores de la Janus Kinasa’ (JAK), el primer DMAR no biológico para la AR en diez años.

 

La artritis reumatoidea afecta aproximadamente a 1,6 millones de personas en los EE.UU.[2],[3] y a 23,7 millones de personas en el mundo.[4] En la Argentina, según el Dr. Citera, Jefe de la Sección Reumatología del Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP), «contamos con dos estudios epidemiológicos, uno del año 2000 en Tucumán y otro de 2011 en Luján, que muestran una prevalencia del 1% sobre la población general, cifra similar a otras poblaciones caucásicas. La proporción es tres o cuatro mujeres por cada hombre con AR».

 

El Dr. Gustavo Citera explicó que «aproximadamente el 60% de los pacientes no responde al tratamiento habitual. En esos casos, hay que usar o bien combinaciones de drogas o agentes biológicos, que venimos utilizando desde hace casi quince años. No obstante, aún existe una necesidad no cubierta en el tratamiento de la AR, ya que un porcentaje de pacientes tampoco responde a los biológicos o hacen resistencia en el tiempo. Otros inconvenientes de los agentes biológicos son la necesidad de inyectarse, ya sea por vía subcutánea o endovenosa y mantener la cadena de frío. Por eso, el desarrollo de estas nuevas moléculas puede cubrir estas necesidades, ya que han demostrado su eficacia en diversos estudios clínicos, y son cómodas para el paciente, ya que se administran por vía oral y no requieren cadena de frío».

 

Coincidentemente, el Dr. Eduardo Mysler, médico reumatólogo y Director Médico de OMI (Organización Médica para la Investigación), afirmó que «la AR reduce no sólo dramáticamente la calidad de vida sino que además reduce la vida de los pacientes», agregando que en los últimos años «la AR ha cambiado sustancialmente: con el uso del metotrexato, la idea del tratamiento temprano en lugar del tardío, protocolos de tratamiento y el advenimiento de los medicamentos biológicos, que lograron frenar en forma temprana y efectiva la enfermedad, o la actividad de la misma, con lo que se obtiene un reducción significativa de las erosiones articulares que se observan en las radiografías».

 

«El tofacitinib viene a contribuir en este tipo de tratamientos», señaló el Dr. Mysler, y aclaró: «Permite lo mismo que los biológicos pero ofrece, con la misma efectividad, una mayor comodidad posológica, ya que se administra por vía oral. Los pacientes con AR tienen ya con los años un mal acceso venoso y están cansados de sufrir, por lo que el advenimiento de una terapia moderna y oral es una ventaja increíble». El especialista concluyó que «los pacientes con AR se benefician y se seguirán beneficiando con todos estos descubrimientos, logrando una vida plena, disminuyendo el nivel de minusvalía, restaurando la calidad de vida y prolongando la vida. Todos estos beneficios no serían posibles si no contásemos con estos nuevos medicamentos».

 

«La clave es el diagnóstico temprano», aseveró el Dr. Citera. «Necesitamos que el paciente llegue tempranamente a la consulta; si podemos diagnosticarlo, se trata y recupera por completo su capacidad funcional y calidad de vida. Porque si bien la artritis no se puede curar, sí es posible hacerla entrar en remisión, para que desaparezca por completo. Pero cuando el diagnóstico se hace tarde, es más baja la capacidad de evitar el daño, porque una vez que se produjo es irreversible».

 

Nuevo mecanismo de acción

El tofacitinib está específicamente diseñado para inhibir las vías de JAK, que son caminos de señalización dentro de la célula importantes en la inflamación relacionada con la AR.

 

“La seguridad y eficacia de tofacitinib han sido estudiadas en un profundo programa de estudios clínicos de fases II y III, multicéntricos, internacionales, que incluyeron a cerca de 5 mil pacientes de más de 40 países, resultando en más de 7 mil años de exposición de pacientes al tratamiento al momento de la solicitud de aprobación regulatoria. En estos estudios, tofacitinib redujo los signos y síntomas de la AR y mejoró la función física, con un perfil de seguridad bien caracterizado hasta la fecha”, sostuvo Mark E. Flanagan, Investigador Asociado de Pfizer, integrante del Grupo de Trabajo original que desarrolló la molécula, hace más de 12 años.

 

El programa global de desarrollo clínico de esta droga contó con una de las bases de datos clínicos más grandes de cualquier medicamento contra la AR presentado ante la FDA para revisión. “Es muy emocionante y me genera una gran satisfacción ver que este medicamento, del que yo participle originalmente en su desarrollo, es aprobado en nuevos países. Es un honor y un privilegio haber participado del lanzamiento en Argentina”, agregó Flanagan.

 

En Argentina está indicado para el tratamiento de pacientes adultos con artritis reumatoidea activa moderada a severa que han tenido una respuesta inadecuada o intolerancia a metotrexato. Puede utilizarse como monoterapia o en combinación con metotrexato u otros fármacos antirreumáticos no biológicos modificadores de la enfermedad (DMARD, por sus siglas en inglés).

 

Acerca de tofacitinib

Tofacitinib es una novedosa droga de toma oral inhibidora de la Janus kinasa (JAK) desarrollada para el tratamiento de la AR. A diferencia de otras terapias recientes para la AR que atacan blancos extra celulares como las citoquinas pro-inflamatorias, tofacitinib tiene un mecanismo de acción novedoso que ataca las vías de señalización intracelular que funcionan como centros de conexión en la red de citoquinas inflamatorias.

 

Tofacitinib está aprobado en los Estados Unidos, Japón, Argentina, Kuwait, Rusia, Suiza y Emiratos Árabes Unidos para el tratamiento de pacientes adultos con AR moderada a severa.

 

Acerca de la artritis reumatoidea

La artritis reumatoidea (AR) es una enfermedad autoinmune inflamatoria crónica que suele afectar las manos y los pies, aunque también puede atacar cualquier articulación revestida por membrana sinovial. Se caracteriza por inflamación en el revestimiento de las articulaciones, causando calor, rigidez, hinchazón y dolor en la articulación. Tiende a persistir durante muchos años afectando diferentes articulaciones del cuerpo, y puede causar daño permanente en cartílagos, huesos, tendones y ligamentos. Por lo general se presenta entre los 25 y los 50 años de edad, en especial en mujeres.

 

Los síntomas son: rigidez matinal, tumefacción, dolor, limitación y aumento de la temperatura local en varias articulaciones y otros. Ante la sospecha, el médico clínico debe derivar el paciente precozmente al reumatólogo. Si bien hay varios tratamientos disponibles, casi un tercio de los pacientes no responden bien, y casi la mitad de los pacientes tratados con DMARs dejan de responder a la terapia a los cinco años de iniciada.[5],[6],[7],[8],[9],[10] Por eso, todavía es necesario que surjan nuevas alternativas terapéuticas. 

 

 

 

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