Liliana Bodoc: literatura de la fantasía

En el cierre del II Simposio de Literatura Infantil y Juvenil del Mercosur, la escritora de “La Saga de los Confines” -una de las series épicas fantásticas más conocidas y vendidas en Argentina y Latinoamérica-, Liliana Bodoc disertó en la biblioteca del Centro del Conocimiento de Posadas sobre la importancia de leer literatura fantástica en la escuela y en la vida.

En su primera visita a Misiones, la reconocida escritora mendocina de literatura para niños, jóvenes y adultos, Liliana Bodoc resaltó –en diálogo con Misiones Online- el esfuerzo del equipo organizador del simposio. En ese sentido consideró: “ha dado resultados increíbles, estuvo muy bien organizado, con un muy buen nivel de ponencias y sobre todo de participación”.

 

Asimismo confió que es la primera vez que viene a la provincia y que no tuvo oportunidad de conocer ningún atractivo por cuestiones de tiempo. “Llegué ayer a la noche y me voy en este momento, pero no será la última vez que venga, espero. Me voy con mucho cariño, con muchas hermosas imágenes pero por ahora, nada más”.

 

La escritora acaba de publicar una nueva novela llamada “La Entrevista” y en marzo del año que viene se lanzará con el sello Alfaguara la primera parte de Memorias Impuras –ya editada por Planeta hace bastante tiempo- junto a la segunda parte, ambas integradas. “Ahora, y probablemente hasta el año que viene por razones personales, de mudanza y de viajes no estoy escribiendo”, dijo.

 

La literatura fantástica

“Estas palabras fueron antes memoria, antes fueron sucesos. Palabras que nadie podría pronunciar, desmemoria, sucesos perdidos para siempre si una mujer Nakín no se hubiera ofrendado”. Así empieza “Los días del Fuego”, la tercera y última parte de “La Saga de los Confines” escrita por Liliana Bodoc, que relata desde la ficción de una épica fantástica la conquista de los continentes sudamericanos.

 

En su fugaz y primera visita a la provincia, Bodoc confió al auditorio presente que el primer impulso que la llevó a escribir la exitosa saga estuvo entre su enamoramiento de la obra de Tolkien y el deseo de que alguien hubiera escrito una épica fantástica sesgada ideológicamente desde el sur del mundo. “Ese fue el motor, decir  ‘qué maravilla que hubiera una épica fantástica desde este lugar, con esta otra referencia ideológica, política y social’. Una épica fantástica ubicada en el sur del mundo, con los oscuros, no -de alguna manera- como se ubica Tolkien por su realidad, por su cosmovisión del norte, con los arios y con la monarquía. Ahí arrancó, ese fue el aglutinante”.

 

Para ella, una confesa enamorada del género, lo fantástico tomado con seriedad es capaz de enaltecer, enriquecer y renovar la literatura porque “dado que lo fantástico es inefable, es indescriptible, obliga a los escritores a transitar otros estratos del lenguaje y de la sintaxis, igual que obliga a los lectores a transitar la imaginación además del raciocinio”.

 

En ese sentido, consideró que esa manera seria de abordar el género y no de utilizarlo como mera escenografía, se va instalando de a poco en la Argentina, donde aún es visto en las escuelas como algo peligroso y también poco útil de abordar. Al respecto señaló que probablemente tenga que ver con que se prohíbe lo que asusta, lo que interpela, lo que pone en duda un modo de vida. “Quizás lo mágico es considerado para el mundo de la oscuridad, porque aunque sea atávica y simbólicamente, nos revela la existencia de otro orden posible, de culturas gigantescas e incomprensibles, alejadas de nuestro control, de una ciencia, una medicina, un arte, una economía hasta donde no llega el largo brazo de nuestro paradigma cultural”, dijo.

 

Sin embargo, para ella, quien lee textos fantásticos se ve obligado a ejercitar su capacidad de abstraer y su eficiencia para tratar con símbolos. Asimismo señaló que los textos fantásticos proponen y exigen una lectura con características distintivas, algunas de las cuales tienen una enorme potencia de aprendizaje de por ejemplo, la paciencia y la tolerancia. “Hablamos de lectores que deberán recorrer muchas páginas antes de comprender el universo, la lógica que el texto les propone. Es decir, lectores con mucha capacidad para aceptar lo incierto, lectores que no han de requerir un inmediato reconocimiento del terreno ficcional, ni pedir identificaciones directas y unívocas, lectores que deberán estimar el juego de la doble decodificación que suelen exigir los textos de literatura fantástica, que deberán recuperar el gusto por el transcurso de la lectura, aceptar el reto de la ambigüedad y sobre todo, aceptar lo inacabado”.

 

Por otra parte, indicó que la literatura fantástica opera sobre los tabúes que sostienen a cualquier cultura y  contacta con la otredad porque de un modo o de otro propone monstruos que ponen en jaque los propios paradigmas culturales. “La literatura fantástica ejercita la visualización del otro, de la diferencia y la visualización de que no hay un único modo serio de conocer el mundo, ni un solo recorte aceptable de la realidad. De hecho, nos enfrenta a la idea pocas veces planteada en la literatura infantil y juvenil de que la realidad es nuestra realidad, resultado de un recorte y no de un modelo pre-existente”.

 

Finalmente, en contraposición a los discursos y los registros actuales pretendidamente realistas, neutrales y objetivos, que manejan con descaro y solapadamente la construcción ficcional, consideró que la literatura fantástica es profundamente leal porque acepta la extrema seriedad de la ficción y la asume, no se escuda en lo verdadero y estalla en lo extraordinario para recordar que a final de cuentas, todo es un recorte. Y como cierre elevó un pedido: “No escribamos para los niños y jóvenes desde nuestros miedos, escribamos para ellos desde nuestro coraje”.

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