Mbyá guaraní está a punto de recibirse de médico

Martín Porfirio Paredes pertenece a la aldea Perutí, en San Ignacio. Aprovechando las vacaciones de verano en el hemisferio Norte, está de visita en Posadas para agradecer a sus padrinos rotarios y contar sus experiencias.

El joven Martín Porfirio Paredes, de la aldea mbyá-guaraní de Perutí (San Ignacio), está a punto de cumplir su gran sueño: convertirse en médico, para lo cual ya lleva cinco años estudiando en Cuba gracias al padrinazgo del Rotary Club Posadas, que viene acompañando su educación desde que él tenía apenas dos años.

Ahora, con 26 años recién cumplidos, “pasé a sexto año y estoy con muchos nervios; todos tenemos miedo. Llegar a sexto año es vivir realmente la medicina, uno es un médico más, vas a una sala completa para ti, tenés que atender no solamente a los pacientes sino también a los médicos que son de tercero cuarto y quinto, a los que les vas enseñando a dar los pasos que uno dio”.

Así comentó Paredes –quien se reconoce como “descendiente de los dueños de la tierra de Misiones, los mbyá guaraní”- ante un numeroso grupo de rotarios que, al escucharlo, hacían gestos de satisfacción, orgullo y placer. Alegre, con el cabello largo prolijamente peinado con raya al medio, un buzo a rayas y con la sonrisa a flor de labios llegó Martín al salón del hotel Julio César, donde todos los miércoles se reúnen sus padrinos del Rotary Club Posadas, para darles la buena nueva -como lo hace en cada viaje- sobre sus estudios. Es que, en gran medida, los socios colaboraron para que el sueño de Martín se haga realidad y por eso verlo crecer intelectualmente, a pasos de convertirse en un profesional, les da esa sensación del deber cumplido.

 

Por todo un pueblo

Martín es hijo de Isabelino Paredes, el cacique de la aldea Perutí, asentada a pasos del Peñón del Teyú Cuaré. Cuando tenía apenas dos años, conoció al que luego sería el guía de la familia: el docente rotario Hugo Encina. Con orgullo cuenta que “desde muy chico estoy cumpliendo un sueño que no es solo mío, sino de mi padre, al igual que mi padrino Hugo Encina, quien fue el promotor de todo. Les estos muy agradecido a ustedes (por los rotarios) por acompañarme en esta que es una experiencia única que se vive una sola vez en la vida y quiero aprovechar al máximo. Sé que me va a ir bastante bien y si Dios quiere me recibiré de médico el año que viene. Seré médico clínico, que no es solamente importante para mí sino también para mi familia y para mi pueblo en general, porque es una parte de la sociedad a la que realmente le hace falta un médico. Creo que para mi familia y todos ellos, será un gran orgullo que yo me reciba”.

 

Un verdadero ejemplo

Desde muy chiquito, Martín vio cómo Hugo Encina ayudó a su padre primero y luego a él, pues el rotario fue el nexo entre su club y la familia Paredes. Como padrino familiar, Encina y otros rotarios -varios ya fallecidos- fueron colaborando para que el crecimiento fuera completo, ya que Isabelino pudo terminar la primaria y la secundaria, mientras Martín iba creciendo hasta ingresar a la enseñanza pública. Isabelino quería ser médico y ahora su hijo cumple el sueño del papá. Cuando Martín terminó la secundaria, le contó a Encina que había una posibilidad de una beca para estudiar medicina en Cuba. Sin dudarlo, el club lo apoyó, le brindó los medios necesarios para viajar a Buenos Aires y rendir el examen en la embajada de Alemania, donde participaban muchos aborígenes de todo el país. Contó Encina que “Rotary le facilitó la ida, a él con sus padres y su alojamiento. A su regreso, golpea en mi casa y me dice: ‘Éramos tantos los participantes, pero salí primero, me voy a Cuba’, y Rotary le siguió ayudando”.

Martín recordó que “al principio tenía baste miedo, porque es lo que se siente cuando uno va a un lugar extraño, tan lejos de casa. No estaba acostumbrado a estar fuera de mi familia más que nada. Pero fui valiente y traté de dar un paso, y fue un gran paso para mí”.

Desde ahora, tanta alegría generó que muchos rotarios quieren viajar a Cuba para estar presentes cuando Martín reciba el título de médico.

 

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