Investigador educativo considera que la escuela prepara para una situación laboral que ya no existe

El profesor de Historia de la facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Miguel Franco se refirió a la situación de la educación media en Misiones en cuanto a los modos de concebir la calidad educativa, a las normas y estándares de evaluación y a la educación técnica para el trabajo. En cuanto a esto último consideró que siempre hay un desfase en términos de lo que implica el tiempo que lleva formar la fuerza de trabajo en lo técnico debido al dinamismo del mundo laboral, por lo cual la escuela prepara a la gente “para una situación laboral que ya no existe”.


Audio docente de la UNaM, Miguel Franco. FM Universidad.

Respecto a la calidad educativa, y en el marco de la nueva resolución firmada a nivel provincial en relación a las evaluaciones de los estudiantes secundarios, explicó que en general se tiende a considerarla vinculada a la cantidad de conocimientos acumulados por el alumno en el transcurso de los años. “Y eso, según los estándares, reuniría el concepto de calidad cuando la calidad debe ser sometida a la pertinencia si efectivamente cumple la escuela secundaria las tres funciones que tiene asignadas: formar para el mundo del trabajo, preparar para estudios superiores y formar para la ciudadanía” dijo y agregó “tamañas son las funciones de la escuela secundaria y nosotros tendemos a discutir y a focalizar la discusión en relación a si se cumplen o no acabadamente los programas como si eso fuera la resultante automática de la calidad cuando las exigencias en relación a ella serían otras en cuanto a los estudios superiores”.

Asimismo advirtió que cuando se concibe la calidad educativa en términos abstractos, la lógica de cualquier cuestión se vuelve abstracta. En ese sentido y en relación al desgranamiento de alumnos que sufre el sistema educativo consideró que no obedece tanto a las dificultades que tienen los alumnos de aprender sino a que hay una diversidad de formas de aprendizaje de la que actualmente la educación homogénea no está dando cuenta. “Nosotros estamos entre sujetos que en principio tienen una estructura cognitiva, tienen una forma de aprender que es diversa en función de la diversidad que está integrando actualmente las aulas de las escuelas secundarias. No es un hecho menor que se haya puesto como obligatorio porque implica la aparición de nuevos actores con escasa tradición o por lo menos de prácticas educativas no consolidadas que hace que el lenguaje científico sea prácticamente inaccesible e inentendible, en principio por esta escasa experiencia que tienen dentro del sistema”, explicó y añadió “entonces ya no son los factores clásicos expulsivos sino que se suma el hecho de considerar que los alumnos siempre son los mismos, como si hubiera un sujeto universal que pudiera aprender de manera única”.

 

Según dijo, concebir ese sujeto abstracto es lo que hace que la mayoría de los estándares estén fijados en abstracto, como si los sujetos desarrollaran al mismo tiempo, simultáneamente y cronológicamente su propia estructura cognitiva. “Esto es lo que hace presumir que los resultados de los aprendizajes prácticamente fueran predecibles cuando las propias situaciones y condiciones de los sujetos en la escuela son distintas”, dijo.

Por otra parte señaló que los estándares sobre los cuales se fija la calidad precisamente están originados en instituciones como el Banco Mundial. “Las normas de las evaluaciones de los distintos ciclos y niveles son las normas PISA, que son universales y aplicadas a cualquier contexto independientemente del propio desarrollo relativo de los sistemas educativos y es ahí donde la calidad debe estar ajustada a la pertinencia”.

En ese sentido indicó que la pertinencia tiene que ver con el proyecto país en el cual se hayan ubicado los sistemas educativos. “Es decir, no hay un sistema educativo que plantee metas universales. Pero en ese sentido el Banco Mundial es el que, fijando las reglas evalúa las reglas. Se parte de la idea de instalar una especie de calidad que está mundializada y que los mismos estándares son para Estados Unidos o para la Argentina como si tuviéramos el mismo proyecto social”, aseveró.

 

 

La educación técnica y el mundo del trabajo

En relación a la función de la escuela de “educar para el trabajo”, Franco manifestó que se evidencia una suerte de impronta instruccional en el sentido de preparación para el desarrollo de habilidades o técnicas específicas para algún segmento del mundo del empleo. “Si nosotros tenemos ese carácter, obviamente la educación secundaria tiene una función pura y exclusivamente instruccional. Pero enseñar implica otras cosas, conocer la dinámica del mundo del empleo y tener los requisitos que hoy se plantean en relación a trabajar colaborativamente, intervenir creativamente frente a las situaciones y problemas que se plantean en el mundo del trabajo”, advirtió al respecto.

Según dijo, la versatilidad del mundo del trabajo actualmente requiere más de una formación que atienda a esos lineamientos que al propio entrenamiento en el manejo de técnicas que rápidamente son sustituidas por otras, en un mercado de trabajo y empleo que se vuelve altamente dinámico. “Se estaría pensando que todo lo que tarda formar un sujeto de esas características sería un mínimo de trece años y ese mínimo no se ha modificado tanto en las condiciones en que el empleo se da”, dijo y agregó “entonces estaríamos preparando a gente para una situación laboral que ya no existe”.

En ese sentido finalmente indicó “siempre hay un desfase en términos de lo que implica el tiempo que lleva formar la fuerza de trabajo, si uno quiere ser técnico. Se tarda mucho tiempo y los propios dinamismos que plantea el mundo del trabajo hacen que el dominio de las técnicas implique un largo proceso sumado a que estas varían sustantivamente”.

 

(FM Universidad)

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