Misiones encabeza la lista por desnutrición y bajo peso infantil

Un estudio realizado por el Centro Para la Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), revela que las provincias del NEA y NOA son las que tienen más niños con bajo peso y desnutrición cónica. A esta pésima noticia se suma el flagelo de la obesidad infantil, mal que afecta miles de chicos en todo el país.

Un estudio realizado por el Centro Para la Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) revela que las provincias del NEA y NOA son las que tienen más niños con bajo peso y desnutrición cónica. A estas cifras se suma que los planes nacionales y provinciales para atacar este flagelo son insuficientes y en muchos casos, «las cajas de comida con insuficiente cantidad de nutrientes crearon un nuevo problema: la obesidad infantil».

En este sentido el estudio revela que los datos generados por la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, que corresponden al 200, última información oficial publicada a fines del año pasado, evidencian la inequidad interprovincial que existe entre los indicadores sanitarios y nutricionales en Argentina. Así, la brecha respecto al bajo peso es de lasta tres veces entre la provincia que se encuentra en mejor situación (Chubut, con 2,9) y la que se halla en condiciones más desfavorables (Misiones con 7,7). En tanto las cifras no son tan oscuras respecto a la desnutrición crónica donde que registra 5,5 puntos sobre Formosa con 5, 2; Santa Fe con 6,3 y Corrientes con 5,9.

Respecto a la desnutrición aguda el macabro ranking es liderado por Mendoza con 3,6 a la que le siguen la Ciudad de Buenos Aires con 2,4 y San Juan con 2, 3. Misiones en tanto figura con 1,8.

El flagelo de la obesidad infantil en cambio castiga a Santa Fe con 8,6; seguido por Santa Cruz con 6,5 y Catamarca con 6,3.

«Las provincias del Norte presentan peores condiciones socioeconómicas, como también nutricionales. En las del Sur los indicadores muestran datos menos alarmantes. Misiones y Corrientes tienen la mayor proporción de menores de seis años con bajo peso, y en Santa Fe y Corrientes están los mayores porcentajes de desnutrición crónica», dice el documento.

Por otro lado establece que la obesidad es producto de la malnutrición. Así explica que los menores de bajos recursos logran acceder a los alimentos de forma cualitativa y cuantitativamente ineficientes; que la alimentación compuesta mayoritariamente de hidratos de carbono (cereales y pan) y productos concentrados en azucares y grasas de origen animal omitiendo las frutas, las hortalizas, los lácteos y los aceites vegetales. También sentencia que los programas alimentarios no se ajustan a la «calidad nutricional que llega de parte del Estado» y sigue siendo «inequitativa ya que aportan alimentos que no rehabilitan cualitativamente la desnutrición predominante».

Entre las consideraciones finales del informe del CIPPEC se expresa que «la deficiencia de micronutrientessostenida en el tiempo, así como la suma de episodios de desnutrición aguda, puede derivar en baja talla para la edad. Esta problemática resulta irreversible ya que, si bien el niño puede recuperar el peso, la baja talla no se ve modificada. Para prevenir estas deficiencias, en el año 2000, primero por decreto y luego con la aprobación de la Ley 25.459, se dispuso la fortificación de la leche distribuida a través de los programas alimentarios nacionales con hierro, zinc y vitamina C. Dos años después, la Ley Nº 25.630 aprobó el enriquecimiento de las harinas, debiendo contener ésta hierro, ácido fólico, tiamina, riboflavina y niacina. La fortificación con hierro se orienta a combatir la prevalencia de anemia oculta. De acuerdo a los datos de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, la anemia afecta principalmente a los niños más pequeños (de 6 a 23 meses) y a las mujeres embarazadas.

Claves para revertir esta situación

En términos generales, el estudio del Cippec plantea que «un aspecto a considerar para revertir esta situación podría ser el fortalecimiento de las capacidades de los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) como lugar apropiado para mejorar el nivel de las familias en la definición y asunción de un rol activo y responsable en la práctica de la nutrición. Para ello, los CAPS deberían contar con equipos interdisciplinarios compuestos por pediatras, nutricionistas, trabajadores sociales, psicólogos y enfermeras».

También se sugiere «impulsar políticas públicas que brinden a la población independencia y educación para la adquisición y provisión de alimentos, capacidad de adquirir los alimentos y un ambiente adecuado para el desarrollo del niño/adulto que los predispongan para el cuidado y el disfrute de la comida».

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas