La plaza de las madres de este pueblo correntino fue escenario el domingo pasado para rendir homenaje al dirigente peronista Remigio Elpidio González, asesinado por la dictadura militar el 13 de noviembre 1979, en la Ciudad de Buenos Aires. Al cumplirse 26 años de su muerte, el acto de recordación se realizó a las 10 horas y fue transmitido en directo por la emisora radial «Sapucay», cuyo director el periodista Luis Suárez (sacerdote por entonces), lo vio crecer a Elpidio entre la juventud loretana. Luego la jornada continuó con una peña y un almuerzo a la canasta, del que participaron compañeros de militancia, aquellos que compartieron el presidio, familiares y pobladores que conocieron al militante.
Entre las delegaciones provenientes de varias provincias, por Misiones estuvieron Ricardo Escobar, Francisco Perié, Ramón Alfredo Vázquez, Julio Gomez, Augusto Speratti, Ema Jiménez, Julio César Capli, Carlos Alberto Báez y Graciela Franzen, entre otros militantes sociales y políticos que representan a distintas expresiones partidarias.
Para esta recordación llegaron adhesiones de instituciones comunitarias y sociales, de la Delegación Misiones del Instituto Nacional Contra la Discriminación, integrantes de Comisiones de Derechos Humanos, de Familiares de Detenidos y Desaparecidos y de Asociación H.I.J.O.S.
Un poco de historia
Hasta el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, Elpidio González era estudiante de la carrera de Geografía del Instituto Ruiz de Montoya de la ciudad de Posadas y empleado de Electricidad de Misiones, hoy EMSA.
Fue activo militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y del Partido Autentico de Misiones. Estuvo detenido en las cárceles de Candelaria (Misiones) y Resistencia (Chaco). Tras ser liberado reanudó la lucha contra la dictadura, pero el 13 de noviembre de 1979 fue muerto en un episodio ocurrido en plena Capital Federal.
Elpidio González transitó todos niveles educativos en establecimientos católicos, y mientras cursaba la carrera de Geografía, supo ganarse el afecto y cariño de compañeros de estudios y docentes, y en especial, del entonces Obispo de Misiones, Monseñor Jorge Kémerer.
Además de su actividad política, el asesinado dirigente tenía un fuerte compromiso social, trabajando por los humildes, sobre todo en la formación y educación de la niñez y la juventud, «como principal acción para construir una nación libre, justa y soberana», como solía decir Elpidio González.
