El extraño libro que nadie puede leer porque está en un idioma que no existe

«Mi teoría favorita es la que dice que se trata de un diario ilustrado de un adolescente extraterrestre que lo dejó en la Tierra antes de partir», bromea el curador de Beinecke, Ray Clemens.

Se trata de un extraño libro, ilustrado con plantas y extrañas criaturas, pero que nadie pudo leer porque está escrito en un idioma que no existe.

El ejemplar está en la Biblioteca Beinecke de Manuscritos y Libros Raros de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, y se lo conoce como el Manuscrito de Voynich, en honor al comerciante de libros de segunda mano Wilfrid Voynich, quien dijo que lo descubrió en Italia en 1912.

Desde su descubrimiento, el texto generó numerosas teorías, unas científicas y otras absolutamente descabelladas.

«Mi favorita es la que dice que se trata de un diario ilustrado de un adolescente extraterrestre que lo dejó en la Tierra antes de partir», bromea el curador de Beinecke, Ray Clemens, a la «BBC Mundo».

El libro, encuadernado con una débil cubierta de vitela (piel de vaca o ternera que sirve para pintar o escribir sobre ella) de color marfil viejo, tiene 240 páginas ilustradas, en las que se ven plantas raras, símbolos astrológicos, criaturas con formas de medusas y lo que se asemeja a una langosta.

En una de las imágenes se ve a un grupo de mujeres con piel de alabastro, desnudas, que se deslizan por lo que parece ser un tobogán de agua.

De acuerdo con la «BBC Mundo», en el manuscrito había anexada lo que parecía ser una carta escrita en 1665 por Johannes Marcus Marci, un físico del Sacro Imperio Romano, que decía que el texto le llegó a pertenecer a Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (1576-1612), y que probablemente era obra del alquimista isabelino Roger Bacon.

Otros dos posibles autores que suelen vincularse con el misterioso texto son John Dee, un mago extraordinario y astrólogo de la reina Isabel y uno de sus seguidores, Edward Kelley.

Hasta que las pruebas forenses de la tinta y los pigmentos no se hagan, el enigma de este misterioso libro seguirá cautivando. Hasta ahora sólo se ha logrado determinar que la vitela data del siglo XV.

 

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