La FAA crea comisión para investigar oficialmente los fenómenos OVNI

Foto de un OVNI en Victoria, Entre Ríos.

Foto de un OVNI en Victoria, Entre Ríos.

«La Comisión de Investigación de Fenómenos Aeroespaciales está en proceso de formación», dijo el capitán Mariano Mohaupt, vocero de prensa de la Fuerza Aérea Argentina (FAA). El militar reveló que la Fuerza ya tiene registros de experiencias que vivieron algunos de sus pilotos y que no han podido ser explicados, pero «ahora toma cartas en el asunto desde un punto de vista formal, profesional, que contribuye a su propia misión, que es el control del espacio aéreo». Córdoba y Victoria, Entre Ríos, son los lugares en la Argentina donde más se han realizado avistajes de estos objetos extraños, desde hace muchos años.

En Victoria ya hay un museo de objetos no identificados provenientes del espacio aéreo.

En Victoria ya hay un museo de objetos no identificados provenientes del espacio aéreo.

 

El equipo será interdisciplinario, con meteorólogos, controladores aéreos, pilotos y expertos en radares, y será receptor de las denuncias que realizan los ciudadanos por fenómenos que observan en el espacio.

 

«Hay muchísimas denuncias que después se terminan clarificando y resulta que no se trata de hechos no convencionales», explicó Mohaupt.

 

Organismos de este tipo ya existen en países del Cono Sur, como Uruguay, donde funciona desde 1979 la Comisión Receptora e Investigadora de Denuncias de Objetos Voladores No Identificados, dependiente de la Fuerza Aérea.

 

En agosto, Brasil anunció que la aparición de OVNIs en el espacio aéreo de ese país será registrada oficialmente por el Comando de la Aeronáutica.

 

Las autoridades exhortaron a los pilotos de aviones civiles y militares, y también a los controladores del tráfico aéreo nacional, a relatar su experiencia al organismo y también enviar pruebas documentales sobre objetos volantes no identificados. (AFP)

 

En Victoria, Entre Ríos

Alguna vez fueron un garaje que sirvió de depósito y un escritorio que empezó a quedar invadido, hasta que el material empezó a decantar y, con el fluir de las visitas, fue oficializándose hasta convertirse en lo que es desde 2004: el Museo Ovni, único en el país. Funciona en Victoria, Entre Ríos, más precisamente en los metros cuadrados que la pasión de Silvia Pérez Simondini fue usando para preservar y compartir huellas, objetos, archivos periodísticos y toda forma de testimonio sobre ovnis que llegue a sus manos.

 

La anfitriona cuenta que los domingos “se llena” con visitantes “de todos lados, muchos extranjeros también”, siempre ávidos por ver de cerca lo que depara el cielo: “piezas únicas, evidencias, fotos, informes oficiales, todo lo que debe saber” un interesado (néofito o iniciado), como explica Pérez Simondini en la visita guiada que unos turistas accidentales registraron en video y compartieron en YouTube. Luego de haber vencido la resistencia inicial de la anfitriona (cosas que suceden cuando se llega casi a la hora del cierre), los visitantes pudieron ver un extraño objeto que alguna vez cayó sobre una quinta de Domingo Mercante, que él regaló a Fabio Zerpa, que, a su vez, eligió donarlo al museo. También examinaron paredes de las que colgaban dibujos que una señora de Buenos Aires realiza con “mensajes que ella recibe” (casi al modo de Benjamín Solari Parravicini, pero sin textos y con muchos colores), recortes periodísticos de casos de todo el país, y las dos estrellas de la colección: el pedazo de metal cuya procedencia y manufactura es desconocida desde su aparición, y una esfera de condiciones similares.

 

El fragmento metálico llegó en 1991: “Fue en Rincón del Doll, un objeto volador cayó del aire pesadamente, dejando un enorme cráter en una estancia. De ahí, alguien lo llevó a un experto metalúrgico” y luego alguien pensó en donarlo al museo. “No sabemos de qué se trata, porque el artefacto llegó a mis manos por interpósita persona, y lo tuve 14 años escondido en un placard, hasta que me dije: qué egoísta soy, al final hago como los organismos oficiales, ando escondiendo las cosas. Lo voy a mostrar, para que todos sepan que vino del espacio. No sabré qué es, pero sí es claro que vino de allá arriba.” Aunque las filmaciones lo muestren como contundentemente sólido y visible, las reacciones de quienes –en los videos– se fotografían con él demuestran sorpresa: en ciertas circunstancias, ángulo respecto de la luz o factores no previstos, el fragmento metálico se vuelve invisible, o al menos no puede ser fotografiado. “Se convierte en translúcido, como cristal”, jura Pérez Simondini.

 

La aparición de la esfera también se remonta a 1991. Cayó en Casilda, Santa Fe. Pérez Simondini aventuraba que se trataba de un fragmento desprendido de una sonda rusa, “que tuvo un accidente y fue dejando rastros a lo largo de país”, pero un encuentro con un cosmonauta ruso le hizo cambiar de idea. “Le llevé la esfera para preguntarle si le sonaba, porque él había estado en la estación Mir, flotó en el espacio, todo, entonces quién mejor. Tengo la filmación: él no reconoce la esfera. Así que no sé a qué atribuirla, porque además se parece a otras que han aparecido en distintas partes del mundo en el siglo XX: en el ’65, en España cayó una idéntica; en el ‘94 en México; hay más de 200 en todo el mundo.” (Fuente: Soledad Vallejos – Página/12).

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