Leer con el niño le abre un mundo de fantasías y conocimientos

La lectura es un de los mejores hábitos que se le puede inculcar a un hijo desde el nacimiento. Leer le abrirá un mundo de fantasías y conocimientos que contribuirá de manera directa, en su desarrollo personal.

 

Soledad Fabrizio, directora de Contenidos de Ediciones Mawis,  explica cuál es la forma correcta de comenzar, y cuales son los beneficios del inicio de la lectura a partir de los primeros meses del bebé.

Lo fundamental es adaptarse a los requerimientos de cada edad en particular, ya que no es lo mismo un bebé de unos pocos meses que uno de un año.

A partir de los primeros meses de vida se los puede acercar a los libros, con materiales adecuados para ellos, como ser los “libros-juguete”. Generalmente son de tela o de goma eva, y poseen distintas texturas, sonajeros incorporados y colores llamativos. Incluso existen modelos adecuados para usar durante el baño.

Más adelante, se podrá incluir algunos libros con “botones” que emiten sonidos en relación a una dibujo, con áreas texturizadas que les permitirán asociar sensaciones a imágenes, e incluso con algunos artilugios a través de los cuales el niño podrá interactuar con las historias que irá descubriendo. Este tipo de libros, estimulan el habla, ya que cuando empiecen a emitir las primeras palabras, tendrán un bagaje de nombres de animales, medios de transporte, personajes, etc, que empezarán a llamar de manera “original” para luego identificarlos de la manera correcta.

Lo ideal es que los padres nos tomemos el tiempo de acompañarlos en los momentos de lectura, no sólo por el simple hecho de requerir de alguien que les lea, sino también, por que irán asociando a la lectura con espacios de diversión y compañía, fortaleciendo el desarrollo de este nuevo hábito. Si la relación “libro-niño” se fortalece, seguramente tendremos nuevos aficionados a la lectura.

Igualmente, vale la pena destacar que no todos los niños son iguales, ni tienen la misma recepción hacia el mismo estímulo, por lo tanto, en el caso de chicos más inquietos y acostumbrados a juegos más activos, se recomienda elegir momentos típicamente apacibles, en un sofá o en la cama, por ejemplo antes de ir a dormir, para que la lectura se desarrolle en un ámbito de relajación.

En algunos casos durante la actividad, los pequeños se quedarán ensimismados con la voz del papá o la mamá, y otras veces intentarán seguir el hilo de las frases, todo llegará a su debido tiempo, lo importante es no desistir pronto si esto aparentemente no llama su atención.

El principal objetivo es lograr que a la larga esto se convierta en una de sus pasiones y que interprete a la lectura como una actividad placentera. Además, será algo que le resultará muy beneficioso de cara a su futuro estudio. Por eso es aconsejable que ellos también vean a los adultos leer. No hay mejor ejemplo que el libro sobre la mesita de noche.

Asesoramiento: Soledad Fabrizio, directora de Contenidos de Ediciones Mawis.

 

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